Ya vivimos en el ‘metaverso’

Ahora se habla mucho del metaverso, esa especie de mundo virtual donde nos dicen que podremos tener vidas alternativas como si de reales se tratasen. O algo así, tampoco estoy muy puesto en el tema porque poco me importan las fantasías y delirios de los magnates tecnológicos como el tal Zuckerberg. Pero no va a hacer falta esperar a que el engendro se ponga en marcha para sumir a la población en la catatonia más absoluta y atarla a la supuesta libertad que otorga el desarrollo tecnológico, porque ese metaverso parece ya estar conformado y además lo estamos viviendo como si de real se tratase. Una realidad alternativa a la real diseñada y desarrollada por las altas esferas de poder a través de sus vasallos en los gobiernos y los emporios de comunicación.

La necesidad de inocular en las sociedades creencias y percepciones distantes de la verdad es una tarea que, visto lo visto, se ha llevado a cabo de manera brillante, asentando en el pensamiento colectivo ideas que poco tienen que ver que la realidad. Preguntad en la calle por el comunismo, por Rusia, por EEUU, por el Capitalismo, por Zelenski, por la guerra en Ucrania… Las respuestas en su mayor parte van a ser las mismas, esto es, las difundidas por los políticos y medios de propaganda al servicio de un relato cuyos intereses radican en el afán imperialista y capitalista de EEUU. Que el comunismo es un sistema criminal y asesino, que Rusia es un país invasor y todos los rusos son malvados, que EEUU son los abanderados de la libertad y la democracia, que el Capitalismo es abundancia, que Zelenski es un héroe de nuestro tiempo, que la guerra en Ucrania es culpa de Putin… Todo esto es lo que invariablemente escucharemos a pie de calle, en el trabajo o en el bar.

Es una especie de metaverso confeccionado muy certeramente por los grandes conglomerados informativos (sin olvidar una de más eficaces herramientas de manipulación, Hollywood), un pensamiento común inoculado gracias a cientos de horas de televisión y radio u hojas de periódico. Pese a lo burdo del relato y al que fácilmente se le ven todas las costuras, cala con sorprendente facilidad, llegando incluso a hacer creer que un puñado de países europeos junto a EEUU y un par de ellos más «son el mundo entero» o que la OTAN es una organización de paz y no lo que realmente es, una coalición terrorista con miles de crímenes en su haber.

Resulta desolador que montajes e invenciones tan evidentes convenzan tan fácilmente, que los asesinos y criminales pasen por ser los buenos de la historia (alguno incluso con un Premio Nobel de la Paz…), que se estigmaticen países sólo por no someterse al imperialismo usaniano, que quienes destruyen países como Libia, Siria, Irak, Palestina, Afganistán o Yemen sean mostrados como los salvadores del mundo, que un régimen fascista como el ucraniano tenga el apoyo de esos que dicen estar del lado de la libertad y la justicia… Es un pensamiento colectivo que conforma una «realidad» demencial atipada de creencias falsas y realidades ficticias, en el que el mundo es sólo un efecto ilusorio tras el que se oculta todo aquello que perjudica a unas élites que aborrecen la verdad, una verdad que los retrata, que los pone en peligro, que los privaría de todo eso que codician. El metaverso ya está aquí. Y no es muy esperanzador.